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La tecnología es un arma colonial moderna[1]

La tecnología es un arma colonial moderna[1]

La masacre de buscapersonas…¡ La transformación digital segura ya no es una opción!

Awad Ali. Al-akhbar, Jueves 19 Septiembre 2024

En una tarde ordinaria del martes, sucedió algo inimaginable. Mientras cientos de personas se acercaban a sus dispositivos localizadores, de repente, cada dispositivo se convirtió en una entidad hostil y se destruyó ante los ojos de los jóvenes. La gente se encontró desconectada, atrapada en un mundo en el que su compañero digital se convirtió en sus peores enemigos. Después de absorber el choque, surgió la aterradora verdad: el objetivo del enemigo sionista no era solo dañar el cuerpo resistente, sino también atacar el proceso de su transformación digital y contaminar la palabra «tecnología » en sus mentes.

La fabricación de portaobjetos avanzados y dispositivos electrónicos depende de la distribución de las operaciones de producción y suministro entre varios países del mundo, ya que cada dispositivo consta de componentes originarios de diferentes países. Por ejemplo, las empresas obtienen diseños de partes de los Estados Unidos, mientras que los dispositivos micro y avanzadas se fabrican en Taiwán. La empresa holandesa ASML proporciona el equipo necesario para fabricar estos portaobjetos, mientras que Japón y China proporcionan los productos químicos necesarios. El resto de los componentes se obtienen de otros países, para recoger el dispositivo final en un país diferente, y luego para ser enviados a través de redes de comercio internacional. A la luz de esta complejidad global de la industria del hardware digital, parece que el enemigo sionista ha explotado esta cadena, apuntando a sus debilidades. Como es bien sabido, la resistencia a veces se basa en dispositivos localizadores para la comunicación, ya que es un dispositivo electrónico que conlleva menos riesgo en términos de escucha y seguimiento. Al darse cuenta de este hecho, el enemigo se dispuso a controlarlo.

Los acontecimientos recientes en el Líbano, especialmente los relacionados con la resistencia dirigida a través de la electrónica, muestran una dimensión más profunda que va más allá de simplemente golpear elementos de resistencia. Aunque el objetivo inmediato puede parecer interrumpir las comunicaciones e influir en la capacidad de resistencia en el campo de batalla, un análisis más profundo revela un mensaje colonial renovado destinado a garantizar que la tecnología moderna, incluidas las herramientas digitales y los dispositivos electrónicos avanzados, permanezca bajo el control del colonizador, y que su uso independiente sea un desafío punible.

La tecnología, por mucho que represente el progreso científico, también es un arma en manos de las principales potencias. No es solo una herramienta de guerra, sino un medio para consolidar la hegemonía económica y política. Los poderes coloniales siempre han buscado en el pasado monopolizar industrias vitales y recursos naturales, y hoy estas fuerzas estratégicas se repiten, pero monopolizando el conocimiento y las tecnologías digitales. Los segmentos avanzados y los dispositivos de comunicación y monitoreo no son solo herramientas para uso civil o militar, sino que se han convertido en símbolos de fuerza y control. En este contexto, el enemigo sionista continúa demostrando que cualquier intento de usar estas tecnologías de forma independiente, o de servir a objetivos anticoloniales, es punible.

El buscapersonas, que se creía que era menos propenso a las escuchas y la trazabilidad debido a su simplicidad técnica, en comparación con los dispositivos más sofisticados, también estaba en el rango de los enemigos. Este avance no fue solo para golpear la infraestructura de la resistencia, sino para enviar un mensaje más amplio de que la tecnología, sin importar cuán primitiva o compleja sea, permanecerá bajo el control del colonizador. Su uso por los pueblos de la resistencia es un desafío a la hegemonía que las grandes potencias buscan imponer.

El nuevo colonialismo, aunque sus herramientas difieren, todavía depende de los mismos viejos principios: controlar los recursos y mantener a otros pueblos en un estado de dependencia permanente. Lo que sucedió en el Líbano es otro recordatorio de que estas fuerzas no dejarán de utilizar ningún medio para garantizar su continua superioridad. La tecnología es sólo uno de estos medios, y se utiliza hoy en día para fortalecer el control, al igual que el petróleo y las materias primas en el pasado. Por lo tanto, lo que sucedió en el Líbano no solo expresa un conflicto entre la resistencia y el enemigo en el campo de batalla, sino que es parte de una lucha más amplia sobre quién tiene derecho a usar la tecnología. En este conflicto, las grandes potencias recuerdan a todos que la superioridad tecnológica debe seguir siendo la reserva para sí misma, y que cualquier intento de superarla se combatirá por la fuerza. Los poderes coloniales buscaban monopolizar el conocimiento y las tecnologías digitales.

Lo que sucedió en el Líbano no es sólo un ataque a un grupo de personas, o una simple herramienta de comunicación, sino más bien una contaminación sistemática de la tecnología en sí, que se supone que es una herramienta para mejorar las vidas humanas y no un arma para suprimirlas. La tecnología que utilizamos hoy en día, desde microchips hasta dispositivos de comunicación avanzados, se basa en grandes promesas: mejorar la comunicación, empoderar a las personas y acercar las distancias entre las personas. Pero cuando estas herramientas civiles se utilizan para el control y la represión, se transforman de medios para avanzar en herramientas de dominación y subordinación. Aquí radica el peligro real: convertir la tecnología en un arma colonial moderna.

Esta es una causa de reflexión seria por parte de los gigantes de la tecnología, especialmente aquellos que buscan transformar Silicon Valley en un nuevo polo mundial. ¿Qué restaura la confianza de las personas en todos los dispositivos electrónicos que los rodean, especialmente los teléfonos inteligentes y los dispositivos para usar sin limitación, los relojes inteligentes icluido Internet? Elon Musk, que busca a través del proyecto “Neuralink”? Plantar toboganes en el cerebro de las personas para mejorar sus habilidades mentales y conectarlas a la red digital, debe darse cuenta de que estos ataques a la tecnología amenazan los cimientos de esta ambición. Si la tecnología se utiliza para atacar los derechos humanos básicos, como el derecho a una comunicación segura e independiente, entonces esto está en el corazón de los objetivos de estas innovaciones. La transformación de la tecnología de una herramienta de comunicación a un medio de control y represión es una amenaza para todas las innovaciones futuras. Si estos gigantes guardan silencio sobre estas violaciones, corren el riesgo de contaminar la tecnología en sí y desacreditarla como «una fuerza para el bien».

A pesar de los repetidos ataques e intentos de focalización, lo que sucedió no desalentará la resistencia de avanzar en el camino de la transformación digital segura. La resistencia es plenamente consciente de la importancia de las tecnologías modernas, y está desarrollando constantemente sus capacidades en este campo. La resistencia no está lejos de las técnicas de inteligencia artificial, sino que es profundamente consciente de la importancia de estas tecnologías para fortalecer sus estrategias y desarrollar medios innovadores de comunicación segura lejos de los avances. El desarrollo de herramientas basadas en inteligencia artificial no es solo para mantener la seguridad digital, sino también para permitir que la resistencia interactúe con tecnología avanzada, de manera que mantenga su independencia, y garantice que no caiga en la trampa de la dominación técnica. La transformación digital segura no es una opción, sino una necesidad a la luz de las crecientes guerras tecnológicas, y la resistencia es consciente de eso y está decidida a enfrentar este desafío por todos los medios.


[1] Fuente: https://www.al-akhbar.com/

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