Dalia (Dahlia pinnata)
La dalia es una planta herbácea que crece en bosques húmedos. Se cultiva en jardines por sus llamativas flores de color rosa o morado. Su nombre Dahlia pinnata hace honor al botánico Anders Dahl, pupilo de Linneo. Se conoce que esta planta era cultivada ya en la época de los mayas.
La dalia es una planta que crece fuerte y echa unas hojas de grandes dimensiones, por lo que necesita más agua de lo habitual. Sin embargo, las raíces son carnosas y tienden a pudrirse con la acumulación de agua, por lo que se puede decir que no tolera la sequía ni la saturación hídrica. En casos de sequía, se debe regar de inmediato; durante la temporada de lluvias, es importante prestar atención al drenaje. En la etapa inicial de crecimiento, los plantones necesitan menos agua y basta con regarlos una vez al día cuando hace sol. En las fases posteriores, consume mucha agua, por lo que se debe aumentar el riego, especialmente en días soleados. Se recomienda hacerlo antes y después del amanecer o atardecer.
Al regar la Dalia, debe procurar utilizar agua filtrada que esté a temperatura ambiente. El agua filtrada es mejor para esta planta, ya que el agua del grifo puede contener partículas perjudiciales para su salud. La razón por la que el agua debe estar a temperatura ambiente o ligeramente más caliente es que la Dalia procede de un entorno cálido y el agua fría puede suponer un choque para su sistema. Además, debe evitar el riego por encima de la cabeza de esta planta, ya que puede causar complicaciones en el follaje. En su lugar, basta con aplicar a la tierra agua filtrada a temperatura ambiente hasta que esté completamente empapada. Empapar la tierra puede ser muy beneficioso para esta planta, ya que humedece las raíces y las ayuda a seguir extendiéndose por el suelo y a recoger los nutrientes que necesitan.
A la dalia le gustan los suelos fértiles. Por ello, es importante aplicar un fertilizante líquido desde el principio una vez cada 10-15 días. En las primeras etapas de crecimiento, se debe aplicar un poco más de fertilizante nitrogenado y, en las últimas, algo más de fertilizante rico en potasio. Cuando las yemas florales brotan, se puede aplicar fertilizante una vez cada 7-10 días.
Sin embargo, es de vital importancia dejar de aplicar fertilizante cuando las yemas florales comienzan a adquirir color, así como cuando las temperaturas son altas. La cantidad de fertilizante a aplicar depende de las condiciones de crecimiento. Si las hojas son claras y estériles, puede que necesiten más fertilizante. Asimismo, las quemaduras en los márgenes foliares y los ápices amarillentos pueden indicar un exceso de fertilizante. Si las hojas son gruesas y de color verde oscuro, significará que se está aplicando el fertilizante correctamente.